Instalación: 24 guitarras flamencas sin barnizar montadas sobre trípodes metálicos extensibles. 2004.
La madera blanca de la guitarra como hueso. Una multitud indiferenciada crea un coro. Mudez elocuente del coro. Retrato mate de lo que suena mientras nos mira en silencio. Bocabajo para asemejarse a lo humano: cabeza, boca, cuerdas vocales. Lo humano pelado, sin brillo de barniz, calavera. Recordando a nuestros resonadores óseos. La voz resuena en lo duro, la voz se apoya en la muerte. La pieza muda, ¿funciona como un gran resonador? Si se canta ante ellas, ¿resuenan las guitarras? ¿Bajo qué condiciones, la resonancia, el hueso, la carne del cuerpo, el rostro y el silencio forman un todo de sentido? Y, por último, querremos saber qué cubre tal sentido, hacia dónde apunta.
Proyecto: Javier Codesal. Con la colaboración de: Manufacturas Alhambra. Agradecimientos: J.L. Martínez Meseguer, Aramis López, Víctor Manuel López.
Obra producida con el apoyo de Cajasol Obra Social para el proyecto Intervalo.
Foto superior: Claudio del Campo.